viernes, 19 de marzo de 2010

Fobias: cuando un miedo te paraliza

Según un estudio, el 30% de las personas está predispuesta a sufrir crisis de ansiedad; los perjuicios para la vida cotidiana; testimonios de pacientes; cómo tratarla y un test de detección
Ocho años estuvo Silvia Aimery con ese miedo a morirse que la condenaba a no salir de su casa y a no quedarse sola nunca. "Cuando mi marido se iba a trabajar, quedaba alguno de mis hijos o hasta amigos de ellos; hacían postas porque yo tenía que estar acompañada las 24 horas", recuerda esta mujer de 58 años, ahora coordinadora en el Fobia Club, el lugar que la sacó del "infierno", para usar una palabra suya. Por momentos, cuando cuenta las peores cosas que le tocó vivir, sus palabras salen livianas, entremezcladas con la risa, como si le hubieran ocurrido a otra persona. "No me reconozco en esa mujer que fui", dice, después de confiar una de sus vergüenzas: "Me acompañaban al baño, eso es denigrante".
Tres de cada diez personas tienen una personalidad predispuesta a sufrir estas crisis de ansiedad, según estadísticas de esta fundación que centra el tratamiento de fobias en atención psicológica y psiquiátrica pero, fundamentalmente, en terapias grupales. "Las fobias son un miedo desproporcionado. El organismo actúa como si un peligro o riesgo real estuviera acechando; suena entonces la alarma: se desencadena el proceso de ansiedad. El sujeto sufre una crisis de pánico, su pecho se oprime, el corazón se acelera, hay temblor y sudoración. La alarma sonó pero, en realidad, no había ningún peligro real", define el doctor en psicología Gustavo Bustamante, director general de Fobia Club.
Mientras el terapeuta conversa con lanacion.com, crece el murmullo en la sala de espera: hoy es día de encuentro grupal de pacientes, una parte central de la terapia para curar fobias. "Nada es tan importante como sentirse acompañados en sus sensaciones", dice el médico. Cuenta que en sus años como psicólogo especializado en el tema llegó a ver pacientes con fobia a los botones, a las palomas, a ciertos números o apellidos, a los globos, a las verduras, a los sapos, a los ascensores y a los aviones. Y sigue enumerando patologías: son muy comunes los trastornos obsesivos-compulsivos, que condenan a las personas a rituales como verificar 20 veces la cerradura de una puerta, o a lavarse 50 veces las manos y hasta ponerse alcohol o lavandina aunque no haya ninguna razón para esto.
Los tratamientos para curar fobias, en general, son efectivos: en 2 ó 3 meses el paciente puede volver a tener una vida normal. ¿Una recomendación? Animarse a reconocer la enfermedad y pedir ayuda.
Marisa Torrealday, de 51 años, llega bronceada de sus vacaciones. Recibe halagos de sus compañeros. Su vida antes de tratarse sus ataques de pánico y su ansiedad generalizada parece otra. "Pasaba noches sin dormir, rara vez salía de casa porque me descomponía, tenía los labios grises, la mirada desencajada, me sentía morir. Fueron 12 años de mi vida encerrada". Y lo peor: "No me animaba a contar lo que me pasaba. Recién después de años se lo dije a mi marido, que es San Roberto, como lo bauticé yo".
Ese fue el primer paso para dejar de ver pasar la vida a través de una ventana.
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1244006

lunes, 15 de marzo de 2010

Taller para Familiares


El jueves 8 de Abril, en las instalaciones de la Fundación (Sede Central), se realizara un nuevo Taller para Familiares de Pacientes.

Se trata de un espacio en el que los familiares y/o amigos de pacientes que sufren Trastornos de Ansiedad, pueden encontrar información profunda y rigurosa, compartir sus dudas e inquietudes con otros familiares, y hallar respuestas y contención.
El taller es totalmente gratuito

lunes, 8 de marzo de 2010

Fobias ¿Miedo a que?

En consonancia con el ritmo de vida actual en las urbes, las fobias se han erigido en un mal recurrente. Así, afectan a un alto porcentaje de personas. Algunas sociales, otras genéticas y una buena cantidad más puntuales, el abanico fóbico es tan amplio como sorprendente.

No se trata de un fenómeno nuevo. Desde el comienzo dela Humanidad, el miedo ha sido un factor esencial para el desarrollo de la especie; en un principio, sólo en pos de protegerse de los peligros de la naturaleza y los animales.
Gustavo Bustamante, Doctor en Psicología, especialista en fobias y vicepresidente del Fobia Club, desarrolla: "Desde siempre existieron personas que no podían dar discursos ante un público o viajar en carruajes (amaxofobia), o que tenían miedo de salir de su casa; pero antes no se trataba, como sí sucede hoy en día. Además, si hablamos de las sociedades actuales, podría decirse que los miedos han mutado en más desproporcionados y, muchas veces, desmedidos". Pues aquí, y en este punto, nace lo que hoy se conoce como `fobias´.
Recién en la década del ochenta, cuando se tomó una verdadera dimensión de que las fobias y los miedos sociales eran problemas serios para muchas personas, salió a la luz que el 12% de la población argentina los sufría.
Pero ¿dónde estamos parados actualmente? "La calidad de vida nos lleva a la ansiedad. Y el tremendo miedo de perder el control, se potencia en una sociedad tan competitiva como la nuestra", asegura Bustamante.
La realidad más temida
"Empecé con fobias hace cuatro años. En un momento de mi vida en que me mudé solo, cambié de trabajo y pareja. Todo en pocos meses", cuenta Mariano, analista de sistemas. "La primera vez me vino de forma imprevista: trabajaba tranquilamente en mi oficina cuando empecé a sentir que se me secaba la boca; después, comencé a marearme, sufrí una presión en el tórax, palpitaciones y una sensación de que me moría". Ya en el consultorio, el médico diagnosticó "ataque de pánico".
Pues sí, estas sensaciones se tornan asfixiantes, y el brote de ansiedad puede acompañarse con síntomas físicos, como dolor en el pecho, mareo, manos y pies dormidos, temblor o una sensación de ahogo. En definitiva, un menú de situaciones desagradables que lleva a que una persona, entre otras cosas, a que se encierre en su casa y no quiera salir.
El Fobia Club, una de las entidades más respetables en el tema, realizó un estudio durante 2006 el cual señaló que alrededor del 13% de la población argentina sufre de trastornos por ansiedad social; aunque, en general, muchos lo minimizan: por ejemplo, consideran que el miedo a hablar en público es sólo producto de una gran timidez. Sin dudas, estas perturbaciones conllevan consecuencias mayores de lo que se cree. Pueden conformar una barrera que impide desde al acceso a mejores puestos laborales o a formalizar una pareja, hasta la imposibilidad de comprar ropa o hablar por teléfono.
Algo es seguro: postergar el problema, como buena parte de las personas que sufren de fobias lo hacen, significa una eventual proliferación de la patología. "Sucede que muchos se adaptan: ya no viajan, no se socializan demasiado… En ocasiones, la familia los cubre: 'Quedate, que voy yo'. Y se da en muchas personas mayores", asegura Bustamante.
Toda fobia altera la calidad de vida, aunque, sin lugar a dudas, en algunas personas las modificaciones de sus rutinas son mucho más profundas. Este estado de sensibilidad lleva a que los fóbicos se sientan vulnerados por situaciones comunes y humanas, como una separación de pareja, la pérdida del trabajo o algún conflicto familiar. También están las causas generales: "La crisis de 2001 creó, en muchas personas, trastornos y crisis generadas por ese caos social y medio ambiental. Lo que demuestra que las fobias no son puramente genéticas".

Buscar soluciones
A no asustarse, por estos días, las fobias, trastornos de ansiedad o miedos sociales cuentan con tratamientos de gran eficacia. A partir del diagnóstico adecuado realizado por un profesional especializado, se indica la medida necesaria para cada trastorno. En algunos casos, basta con un tratamiento psicológico o la incorporación a un grupo de autoayuda, mientras que en otros debe realizarse una complementación de la farmacoterapia y la terapia cognitiva conductual. Esta última supone la exposición gradual a la persona con el objeto o la acción a la que teme, de manera que, poco a poco, la naturalice y pierda los miedos.
Tras este recorrido por el "escenario" de las fobias, lo importante es saber que sí, que nuestra personalidad puede tener algunos rasgos "curiosos" y hasta graciosos (el cine de Hollywood es generoso en ejemplos). Pero también puede haber un límite muy fino (o ninguno) entre esta situación y el padecer trastornos por ansiedad social. No temer a la realidad será en estos casos la consigna, lo que significa, entre otras cosas, que nuestro círculo íntimo y la ayuda de los especialistas serán indispensables para encontrar el camino a la solución.

Diccionario de los Miedos

Ansiedad de separación
Ansiedad excesiva concerniente al alejamiento del hogar o al de aquellas personas con las que el sujeto se vincula. Se inicia antes de los 18 años de edad.

Claustrofobia
Temor a encontrarse en lugares cerrados, pequeños y no poder escapar; situación que provoca trastornos parecidos a una crisis de pánico. Ejemplo: aquella persona que se queda encerrada en un espacio diminuto y reacciona de manera violenta.

Fobia
Temor irracional, desproporcionado y persistente que se manifiesta como respuesta a la exposición a ciertos agentes externos, tal es el caso de personas, objetos o animales, entre otros.

Fobia específica
Temor irracional ante la presencia de cualquier objeto o situación, como los animales. Ejemplo: temor a las cucarachas, ratas, arañas, víboras, perros, gatos, caballos o parte del cuerpo de ellos (pelos, plumas etc.), sustancias u objetos (sangre, líquidos sexuales) o situaciones como las tormentas, inundaciones… El paciente trata de evitar a toda costa tales realidades.

Trastorno de ansiedad generalizada (TAG)
Preocupación constante y excesiva sobre una amplia gama de acontecimientos y situaciones. Produce inquietud, fatiga y falta de concentración. Ejemplo: aquella persona que imagina situaciones horribles mientras un familiar se retrasa o no contesta el teléfono.

Trastorno de ansiedad social (TAS)
Temor a ser evaluado ante un grupo de gente. Ejemplo: dificultad y miedo para hablar en público, dar charlas, discursos o exámenes, comer o relacionarse con personas desconocidas.

Trastorno de pánico
El más conocido es la agorafobia (marcado temor por alejarse del domicilio o a caminar solo por la calle, viajar en colectivo, tren y subte). Resultan entre seis y siete veces más frecuentes en las mujeres. Los síntomas comunes son: taquicardia, opresión en el pecho, temblor, mareos, sudoración, sensación de desmayo, náuseas, trastornos intestinales, temor a enloquecer o a perder el control.

Trastorno obsesivo compulsivo (TOC)
Se manifiesta con ideas, impulsos e imágenes persistentes que el individuo considera intrusas. Para evitarlas, la persona realiza rituales o conductas compulsivas. Ejemplo: aquel sujeto que cierra una y otra vez la llave de gas.

Trastorno por estrés postraumático (TEPT)
Es la aparición de una serie de síntomas que le siguen a la exposición de un acontecimiento estresante, traumático, real. Uno de los síntomas puede ser el sueño recurrente. Casos generadores: la pérdida de un ser querido o un accidente automovilístico.

Ranking de fobias
Según una encuesta realizada en 2006 por el Fobia Club, el 31% de los pacientes que concurren al centro sufre de trastorno de pánico con agorafobia (temor por alejarse del domicilio o a estar solo por lugares públicos). El ranking de los principales temores quedó conformado de la siguiente manera: un 27%: padecen trastorno
de ansiedad social; un 13%: trastorno
de ansiedad generalizada ; un 9%:
depresión; un 7% trastorno obsesivo
compulsivo; un 6%: fobias específicas,
y un 3%: trastorno de pánico sin agorafobia.

Cuestión de género
Los números de estos últimos años señalan que las mujeres están más alertas a los trastornos de ansiedad. “A diferencia de ellas –explica el Doctor Gustavo Bustamante–, los varones suelen consultar mucho menos, ya que suelen intentar resolver sus problemas por medio del alcohol o sufren reacciones impulsivas o violentas. A veces, pasan años con su dificultad a cuestas. Es posible que se sientan ofendidos o poco hombres si cuentan sus miedos”.

Pantalla grande para los miedos
Desde distintos enfoques, el cine siempre
le ha dado un espacio a los miedos sociales. Un buen ejemplo de los últimos años es
la película francesa Los coristas, en la que el desafío resulta ser el de superar al miedo, como lo evidencian los chicos –protagonistas de la película– de un reformatorio, en plena Segunda Guerra Mundial.
La fobia al espacio exterior (espaciofobia) es también un recurrente en las historias de ciencia ficción: H. G. Wells, Orson Welles y Steven Spielberg, a la hora de la literatura, la radio y el cine, han aportado lo suyo. Un clásico que se vincula con esto: La Guerra de los mundos.
Por nuestras pampas, el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es el problema que padece Joaquín, el personaje que encarna Adrián Suar en el film El día que me amen. Por último, Jack Nicholson –quizás en la más famosa de todas las películas "fóbicas"–, personifica a un escritor con trastorno obsesivo compulsivo en el filme Mejor imposible. En él, el personaje usa guantes para no "contagiarse la suciedad" y camina evitando tocar la unión de las baldosas.

El Fobia Club, una de las entidades más respetables en el tema, realizó un estudio durante 2006 el cual señaló que alrededor del 13% de la población argentina sufre de trastornos por ansiedad social.

Nota: Revista Conexion (Laboratorio Andromaco)