jueves, 24 de noviembre de 2011

Fobicos al Amor (Testimonios de Pacientes de la Fundacion Fobia Club)

Testimonio I

Mariela, 35 años

“Siempre explico que soy la problemática”

Mariela tiene 35 años y no es de las que se ponen en la pose de “la solitaria por convicción”: “Noooo, si siempre tengo que andar explicando que soy la que tiene problemitas. Entre mis amigos soy la que siempre puede, el plato impar, la que corre atrás del que está angustiado. Deben pensar que soy la ‘amiga del año’: la que nunca falla porque nunca tiene otro plan”, se ríe.
Esos “problemitas” son cuatro formas de autoboicot permanente: “Me fijo siempre en tipos que tienen un tremendo quilombo en la cabeza o en tipos comprometidos que jamás dejarían a sus novias. Sino, empiezo a salir con alguien y enseguida me pongo monótona y aburrida y me visto como para salir a buscar trabajo: jean, camisola, zapatillas. Un desastre”. Pero pocas veces llega a esa instancia: “Lo más común es que apenas alguien me pida el teléfono, huya”.
Así, quedarse todos los fines de semana adentro se convirtió en una opción sin riesgos: “Es que el encierro parece un lugar seguro. Pero al tercer sábado que suena el teléfono y es, inevitablemente, tu mamá o tu amiga, es un bajón”, desdramatiza.
Ahora que detecta sus propias trampas, Mariela empezó a salir más. “Cuando me quieren presentar a alguien, trato de ir. Pero no me es fácil. Yo soy de las que llega a un lugar y piensa ‘mmm... este me gusta’. Y a los dos minutos cae la novia”.




Testimonio II

Laura, 27 años

“Me paralizo con preguntas insólitas”

“Estoy totalmente descreída. Supongo que se debe a que salí hace poco de una relación turbulenta con una persona comprometida”, arranca Laura, 27 años. Ahora, apenas conoce a alguien le empieza a buscar defectos. “Por ejemplo: está todo bien y en vez de llamarme un día me llama al día siguiente y digo: ‘No, esto no va. Este pibe es un colgado. O si me invita a bailar en grupo pienso: ‘Listo, obviamente no quiere salir a solas porque no quiere compromisos”.
El problema de este tipo de miedos o fobias es que la mente no para de tejer escenarios posibles, por lo general, con finales trágicos: “Conocés a alguien que cumple con los requisitos y a vos te paralizan preguntas insólitas. Capaz que saliste dos veces y estás pensando ‘si me voy a vivir a la casa de él, cuando nos separemos, ¿A nombre de quién va a estar?”, cuenta.
En su caso, el autoboicot aparece con otro disfraz: “En vez de mostrar que soy tierna o buena, me muestro fría, soberbia, que la tengo súper clara. Pasa que cuando el otro te dice algo lindo, la mente interpreta ‘peligro’ y manifiesta síntomas de fuga o de pelea: transpirás, te agitás, te da dolor de cabeza. Alguien te quiere dar todo y en vez de disfrutarlo, querés salir corriendo. Después te das cuenta de que fuiste a la cita para confirmar tu teoría de que no se puede confiar en nadie”.

Nota publicada en Diario Clarin (20.11.2011)
http://www.clarin.com/sociedad/Testimonios_0_594540743.html

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Fobia social, el temor a entrar en contacto con el otro

Son cada vez más los argentinos que consultan por este desorden psicológico, que con un diagnóstico eficaz y temprano se puede recuperar rápidamente.
La fobia social trastorno se caracteriza por el temor a enfrentar todo tipo de situaciones sociales y a ser evaluados en forma negativa por los demás.
Dar un examen oral, brindar una presentación y tener una entrevista laboral son situaciones que muchas veces generan nerviosismo y timidez. Sin embargo, con un gran esfuerzo de por medio, se logran superar. Pero algunos no logran hacerlo y tienden a directamente evitar todo compromiso social que signifique un riesgo. Es en esos casos que está presente el Trastorno de Ansiedad Social.

También conocido como fobia social, dicho trastorno se caracteriza por el temor a enfrentar todo tipo de situaciones sociales y a ser evaluados en forma negativa por los demás. Es un miedo desmedido y desproporcionado que viene acompañado por síntomas físicos como sudor, rubor, temblor, taquicardia, dolores de estómago y un bloqueo mental.

“Por un lado, son pacientes que se imaginan que los demás los van a criticar y juzgar en forma negativa. Pero por el otro lado también son muy exigentes y perfeccionistas consigo mismos para poder conseguir ese apoyo social. Directamente evitan determinadas situaciones sociales con el deterioro de la calidad de vida que eso significa”, afirma Gustavo Bustamante, director de la Fundación Fobia Club.

Las causas que generan el trastorno son diversas. Puede existir una vulnerabilidad genética causante de la fobia debido a la duplicación de una extensa zona del cromosoma 15. Además, las experiencias familiares cumplen un rol importante ya que los padres sobreprotectores o muy exigentes puede ser el desencadenante del trastorno.

“Hay sujetos que han sido criados por sus padres como personas que deben estar cuidándose todo el tiempo de aquello que hacen y que deben evitar las situaciones peligrosas. Por ende se forman una imagen de si mismos que está en relación con lo que ocurre en el mundo externo”, afirma Ricardo Rubinstein, psicoanalista miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina.

Las estadísticas revelan que las consultas por esta patología se duplicaron en los últimos diez años y que cerca del 20% de los argentinos la padece. Se calcula que 140 personas de cada mil tuvieron o van a tener fobia social. Los especialistas resaltan la importancia de la consulta temprana ya que mientras más pronto sea mayores posibilidades hay de una recuperación.

“En los últimos años las personas han tomado más conciencia de que esto es una patología y debe tratarse. Antiguamente se creía que era simplemente un caso de timidez. Si la consulta es temprana la recuperación es más sencilla y disminuye el riesgo de otras problemáticas como depresión y adicciones”, describe Enzo Cascardo, psiquiatra y director del Centro de Investigaciones Médicas en Ansiedad.

Los tratamientos más utilizados para resolver la problemática son los cognitivo conductuales, tanto individuales como grupales. La idea es entrenar al paciente, detectando sus pensamientos y reemplazando o modificando aquellos que no resultan útiles para mejorar si calidad de vida. La terapia va desde los seis meses a los dos años y en muchos casos es acompañada por el consumo de algún fármaco.

“El objetivo es afrontar y enfrentar la situación temida en un marco de acompañamiento con muchas herramientas de trabajo. Por su parte, la terapia grupal provee grandes beneficios ya que es casi como recrear la situación de temor al estar en un grupo con personas desconocidas”, considera Bustamante.

Links de interés:
Fundación Fobia Club

http://notio.com.ar/sociedad/fobia-social-el-temor-a-entrar-en-contacto-con-el-otro-20234